#158 SUMMERNIGHTDREAM #1



Parte I - Natura

Corría como el viento, nunca antes había tenido una sensación de libertad como esta, más veloz que un rayo, más ágil que el viento, más fuerte que una montaña, más ligera que cualquier pluma. Mis pies parecían no tocar la tierra mientras un grito de euforia recorría mi cuerpo desde el estómago, saliendo como una exhalación por mi garganta, obligándome a respirar profundamente por la nariz para poder gritar de nuevo.

Entonces me impulsé hacia arriba. El suelo quedó muy por debajo de mi cuerpo, las calles que tenía debajo segundos antes se volvieron un borrón pequeñito, y pronto las nubes taparon mi visión, dando paso a una mucho más hermosa. El sol arremolinaba la luz en un abanico de colores que jamás había visto, ni siquiera puedo describir qué clase de rojos (¿o quizá eran azules?¿verdes?) ví en aquél lugar. De no ser por la emoción que ya me embargaba, eso definitivamente me hubiese quitado por completo el aliento.

Una voz me llamó por mi nombre, miré a mis espaldas, pero no había nada, ni nadie. La voz siguió llamándome, y yo en mi confusión seguí buscándola, aún respirando agitadamente tras la carrera. No era una voz humana. Era como el susurro del viento mezclandose con el mecer de las hojas, como las olas del mar sumandose a la luz del sol, y como la estridencia de una cascada unida al chapoteo inocente de una rana en el río. Comprendí que aquella fuerza a la vez tan salvaje y al mismo tiempo tan apacible no podía venir si no de la mismísima Madre Tierra. La Naturaleza pronunciaba mi nombre en la lengua de origen de todas las cosas, y yo la entendí.

Me sentí como un diminuto grano de arena en el universo infinito, y de pronto el lugar en el cielo en el que estaba desapareció por completo, grité respondiendo al llamado de aquella voz, que me arrastró como a una hoja sin control alguno. Me encontré frente a un ser que, al igual que el color de aquellas luces, no sabría describir. Era de una hermosura increíble, con toda clase de flora enredada en su luz. Me observaba, pero ni siquiera sé si aquello tenía ojos. Tampoco sabría decir si tenía boca, pero definitivamente la voz que había escuchado antes era suya. Un río fluía de su interior, y su respiración se escuchaba tremendamente fuerte, como las tormentas de viento que solían darme miedo tiempo atrás.

Se me encogió el alma al verla, y a la vez se engrandeció mi corazón al saber que muy pocos llegaban a conocer aquél paraje. Quise preguntar qué hacía yo allí, pero mi voz no salió. En su lugar una expiración voló lentamente, desvaneciendose antes de llegar a lo que tenía frente a mí. No entendía nada, y ninguno de los dos se movió por lo que podrían haber sido instantes o milenios, no lo sé.

Ocurrió algo más. La belleza de aquél ser desapareció y todo empezó a hundirse, me empezó a engulllir, y yo sabía que no tenía escapatoria alguna. Aquello se convirtió en una pesadilla, me ahogaba, me hundía en el barro y las flores que adornaban todo se convirtieron en algo podrido que me tragaba lentamente. Me sentí morir junto con aquélla cosa de gran hermosura.

Desperté de un sobresalto, respirando con rapidez, parecía un ratón en pleno infarto. Sudaba frío, y tenía escalofríos. Abracé mi propio cuerpo, y puse los pies en el suelo. Todo había sido muy rápido a mi parecer. Me di cuenta de algo entonces.

Mi habitación estaba recubierta de una extraña luz, sin color descriptible, y también de flores que nunca antes había visto. El viento soplaba amablemente, pero no se oía el susurro de las hojas en la ciudad. No había sido un sueño, pero tampoco había sido del todo real. Sin embargo la Naturaleza me había dado un mensaje. Lo más difícil viene ahora, pero no dejaré de luchar por salvar ese momento de mi sueño, tan hermoso y poderoso como frágil y dulce.

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